Suena el Jet Lag...¡Rumbo a Cuzco!

Ha sido llegar a la habitación, soltar el macuto y caer redondo en la cama. Aún con el cansancio del viaje y el haberme ido a la cama destrozado, mi reloj biológico me ha despertado a las 3 de la mañana hora de Perú. De ahora en adelante será mi constante, pues mi ritmo circadiano se ha estropeado.

¿Qué hacer a estas horas de la mañana? Todo el mundo duerme, en los pasillos del hotel no se escucha ni el zumbido de una mosca y tengo que bajar a la recepción a buscar una botella con agua.
La máquina dice que ya no tiene botellas disponibles -no me extraña pues hace un calor insoportable- así que regreso con una bebida de nombre Inca Cola para ver si puedo menguar la sed que tengo en ese momento.
Llegar de nuevo a la habitación y darte cuenta que ya es imposible poder volver a conciliar el sueño, me lleva a coger mi móvil y conectarme a esas horas de la mañana a mirar información de lo que está pasando en Twitter. En España, desde las elecciones del mes de diciembre estamos a la deriva, o eso nos quieren hacer ver los partidos políticos, pero creo que país marcha mejor que nunca.
Al conectarme desde esa latitud, Twitter me ofrece más noticias de esas latitudes que de mi España querida, para que después digan que Twitter no nos rastrea.

Me aburrooo...

Amanece en la ciudad y solo deseo que sean las siete de la mañana para bajar al restaurante y asaltar el buffet, ya llevo cuatro horas despierto y mi cuerpo pide re-abastecimiento.  Faltan cinco minutos para las siete y se me hacen eternos, mi estómago tiene una guerra monumental con mi cabeza.
¡Por fin!... hora de desayunar.

Barriga llena, corazón contento... . Pues eso, mientras me dirijo al ascensor para ir a mi habitación me confirman que ya ha llegado el taxi para llevarme al aeropuerto -habíamos quedado a las 08:30 y son y 20, qué puntual la señora-.
Camino del aeropuerto le comento a la señora  (de nombre Katherina) que no he recibido confirmación alguna sobre una reserva nueva. Así que muy amablemente mientras controla la dirección del coche con la mano izquierda, realiza una llamada con la mano derecha. Menos mal que aquí no conocen eso del carnet por puntos porque si no la pobre señora ya no podría trabajar.
Solucionado, no hay nada que una llamada no pueda arreglar. Ya tengo transporte de nuevo a mi regreso al hotel y para mi vuelo de vuelta a Madrid. ¡Es mi ángel guardián!

Una particularidad que tiene el Aeropuerto de Lima es que sólo puede acceder al mostrador de facturación la persona que va a volar, los familiares se quedan fuera. Al extranjero le abren la puerta rápidamente, pero al ciudadano peruano les exigen el billete aéreo. Así que me dirijo al mostrador de LCPerú a facturar mi macuto y a sacar la tarjeta de embarque.
Tarjeta en mano y macuto fuera es hora de subir al hall a tomar un café a ver si así me espabilo. Eso de estar desde las 03:00 de la mañana despierto pasa factura. ¡Starbucks allá voy!


¡Hora de embarcar!. Cuzco está a una hora de vuelo y nos invitan a pasar a bordo del avión, para ello nos llevarán en autobús hasta la aeronave.
Subir al autobús y estar más de media hora esperando a que nos acerquen al avión por culpa de un pasajero no tiene precio.
Un grupo de catalanes se hacen notar y como no, montan el pollo. ¡Vergüenza ajena, cómo se nota que no son Españoles!.




Hace años que no subía unas escaleras como las de la foto, me encanta "la fuerza bruta" que se usa en este aeropuerto.








Cerramos puertas, armamos rampas y cross-check....Tripulación preparados para despegar.

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