Mi primera vez...Con Iberia en vuelo Transcontinental.



Ha llegado el gran día, es el momento de cruzar el Atlántico y disfrutar de las casi 11 horas de vuelo que separan Madrid de Lima....En el momento de realizar la facturación on-line el sistema de Iberia me asigna el asiento 37-A, y según recuerdo volaré en un Airbus 340-600, así que eso significa que iré en fila de dos en la parte izquierda del avión y muy cerca del Galley y de los servicios, solo espero que no me toque nadie en el asiento de al lado para poder estirarme cuando llegue el momento de bajar las ventanillas y disfrutar de un merecido descanso.

Llegar con la suficiente antelación al Aeropuerto para poder sacar en las máquinas de facturación el tag de la maleta (entiéndase la etiqueta identificatíva con el nombre del destino), envolver el macuto en plástico de alta resistencia para que no se vaya a enredar ninguna de las correas con alguna maleta o dentro del contenedor de la bodega del avión en la compañía http://www.truestargroup.com/, entregar el macuto en la cinta de equipajes, dirigirme a pasar el control de seguridad de la T-4, tomar el tren que comunica la terminal T-4 con la terminal T-4 Satélite, pasar el control de pasaportes y dirigirme a la puerta de embarque me lleva en total una hora sin prisas y sin agobios.

Una vez me encuentro en la zona estéril del aeropuerto (esa zona en la que solo puedes acceder si eres un pasajero que sale o llega al país) me dirijo a desayunar y surtirme de una botella de agua hasta que comience el embarque del vuelo.
Revisando mi boarding card me percato que pertenezco al grupo 2 de embarque, así que con más tranquilidad hago la caminata hasta la sala de espera. Si hay algo que me saca de quicio es que la gran mayoría de personas que vuelan, aunque tengan ya asignado su asiento, se presentan en la puerta y no prestan atención a la información de la tarjeta, y siempre, siempre, son los que más lentifican el proceso de embarque. Se creen que por ser los primeros en estar en la puerta de embarque van a ser los primeros en subir al avión, nada más lejos de la realidad, ya que Iberia tiene un excelente proceso de embarque.

En primer lugar, cuando comienzan el proceso de embarque invitan a todos los pasajeros de la Clase Business a embarcar en el momento en que ellos lo consideren. Inmediatamente después invitan a bordo a los pasajeros de su programa frecuente Iberia Plus con tarjeta Plata, Oro y Platino, y una vez han embarcado los pasajeros Business continúan con las familias que tienen bebés y niños menores, discapacitados y asistencias especiales e inmediatamente después comienzan el embarque por grupos, los primeros en embarcar son los del grupo 1, tras ellos el grupo 2, y por último el grupo 3.
La emoción me embarga ya que me surgen muchas preguntas sobre cómo será el interior del avión. Ya he visto que voy a viajar en un A340-600 que ha sido bautizado "Ciudad de México" así que recurro a mi app Flightradar para buscar información sobre la matrícula del mismo, ya lo sé, son cosas que nos pasan a los que hemos trabajado en la aviación, o como nos dicen de vez en cuando "Friki" (Persona que practica desmesurada y obsesivamente una afición)
Mientras espero en la sala de embarque, descubro que la aeronave fue bautizada en el año 2010 con motivo del sexagésimo aniversario de la compañía volando al país norteamericano (México). Su matrícula es EC-LFS y es un avión nuevo. Su primer vuelo lo realizó el día 25/06/2010, así que intuyo que el interior del mismo está completamente renovado, quiero decir, que ya tendrá cada pasajero en su asiento una pantalla individual para poder disfrutar de su vuelo escuchando música o viendo la gran oferta de películas que tendrán a bordo.

Llega el momento del embarque y sucede lo que me imaginaba, se levantan todos de sus sillas en la sala de espera y, como si les fueran a quitar sus asientos (que ya tienen previamente asignado), se lanzan en tromba a la puerta para ser los primeros en subir. Dios, cuánta cultura nos falta aún por aprender de nuestros vecinos del norte, en fin.

Cuando iba de camino a la puerta de embarque, os había comentado que en mi tarjeta había visto que me encontraba en el grupo 2, me percaté que en todas las puertas de embarque, en el suelo, están claramente escritos los números de cada grupo, así que por lógica deberás ponerte en la  fila del grupo que te han asignado.

El agente de facturación y embarque que se encuentra en la puerta tiene que actuar rápido, toma el micrófono de la puerta y solicita a todos los pasajeros que revisen sus tarjetas y se dirijan a un extremo de la puerta para que se ubiquen en la respectiva fila de grupo que se le ha asignado, 

Algo que siempre me ha pasado, no sé si es por el tiempo que llevo en la aviación o qué, es que no me gusta hacer la fila mientras espero para subir a la aeronave, soy más de los que espera en un extremo de la misma y si es posible subir el último, total, nadie me puede quitar mi asiento asignado previamente.

En medio de ese barullo que se forma, todos quieren subir cuanto antes a bordo y salir lo más pronto posible. Descubro que viajan muchos niños en el vuelo. Sólo espero que no me toque ninguno cerca.

No es que no me gusten los niños, no, lo que sucede es que en mis tiempo de Tripulante de Cabina transoceánico, sobre todo en los vuelos que hacía a Chile y Bolivia, observaba que las familias que viajan con pequeños no muestran ningún tipo de respeto por sus compañeros de asiento y de viaje, y les parece muy bonito y gracioso cuando un niño comienza a dar patadas al respaldo del asiento de tu compañero de viaje, o comienza a tirarte del pelo, o cuando meten el brazo por medio de tu asiento para ver si hay alguien delante, etc, etc. así que sólo espero no coincidir con nadie a mi alrededor.

Ya estoy a bordo...¡Horror, no querías caldo, pues toma tres tazas! mis peores presentimientos se hacen realidad y veo niños a mi alrededor.


Descubro un bonito interior en el avión, y sí, hay pantallas individualizadas. Ahí tenéis mi asiento asignado esperándome con mi manta, almohada y una pantalla individual que me da la bienvenida al vuelo


Efectivamente, detrás de mi fila viaja una mujer con dos niños, uno de año y medio aproximadamente y otro de unos seis años, vamos, que me darán el viaje. Solo queda armarse de paciencia y esperar que la madre tenga un poco de mano dura con los peques y no me den el viaje.

En el pasillo de al lado viaja un chico, y me da la impresión que es nórdico. En algún momento del embarque nos miramos y con su mirada me dice ¡quiero morir, niños detrás!. Dirijo mi mirada a la última fila y veo que una familia entera viaja allí, entiéndase papá, mamá y tres pequeños, tres, ahora entiendo la mirada del chico en cuestión, no quiero estar en sus zapatos si le toca viajar con esa familia detrás, si aún sin despegar los niños ya parecen peonzas danzando por los alrededores de los pasillos, mientras los padres solo se limitan a mirar que películas hay a bordo sin importarles absolutamente nada lo que sus hijos hagan.

En un momento dado se acerca una de las tripulantes de cabina y se dirige al chico de al lado del pasillo y le pregunta si viaja solo, a lo que él responde que sí, le pregunta muy amable si estaría dispuesto a cambiarse de asiento, ya que quieren poner a una madre y sus dos hijos juntos. ¿Adivináis a que madre van a cambiar? Pues sí, a la que va detrás de mi asiento. 
El chico acepta el cambio y yo me quedo más tranquilo ya que no es lo mismo volar con peques detrás que con un adulto, guay, se ha ganado mi aprecio.


Todo preparado, todos sentados y listos para despegar. Qué ganas de salir ya y llegar "volando" a Lima. Comienzan las casi 11 horas de vuelo a mi aventura.
Mientras iniciamos la carrera de despegue me relajo y me despido de mi gran ciudad. Te echaré de menos Madrid. Nos separaremos solo una semana, pero será una de las semanas más bonitas para mi. Aquí te quedas Madrid esperando mi regreso, mientras yo descubro una parte del mundo que quería conocer.


Una hora después de haber despegado de Madrid es hora de comer. No está mal la opción de comida que me ofrece Iberia, ensalada, albóndigas con tomate, puré de patata y un muffin de chocolate, todo ello acompañado de una botella de vino tinto. Hora de comer... ¡Qué aproveche!





Tres horas y treinta y un minutos después, una comida y una película ya vista. Me quedan por delante siete horas once minutos para mi destino. ¿Opciones?. Disfrutar de alguna otra película, que por cierto, todas la películas que ofrece Iberia a bordo son de cartelera. Ya me he visto alguna en el cine una semana antes de mi vuelo, así que aprovecho y me pongo al día. Al menos dos películas más podré verme antes de aterrizar en la ciudad de Lima. 



Así que allá que voy, hora de elegir la siguiente película...hasta ahora.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Take-Off

Preparado, listo....¡Oh, no tengo movilidad en Lima!